NUTRICION DE VACAS LECHERAS | ||||||||||
Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA) |
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Impacto de la calidad del agua sobre la salud y productividad de los animales del tambo. Análisis realizados por investigadores de la UBA para determinar la composición química de este elemento en las principales cuencas lecheras del país. Manejo racional de las aguadas. El agua es el nutriente de mayor importancia para la salud y la alimentación del ganado y el componente más abundante en el cuerpo de los animales. Más de las tres cuartas partes de un ternero recién nacido está conformada por agua. Esta proporción disminuye en el bovino adulto donde, de todas formas, este líquido representa casi dos tercios de su anatomía. Al mismo tiempo, resulta importante la cantidad de elementos químicos necesarios para el animal, como el sodio, calcio, magnesio y azufre, que incorpora al beber agua. En particular en las condiciones de alimentación más frecuente en nuestro medio. “En los sistemas de producción pastoriles, como los de nuestro país, este aporte alcanza valores mucho más elevados que en otros de mayor estabulación”, explica la ingeniera agrónoma Alejandra Herrero, del área Agrícola de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA. En efecto, según un estudio realizado en nuestro país, el agua que consumen los bovinos aporta a su dieta más del treinta por ciento del calcio y el magnesio y hasta el 98 por ciento del sodio de sus requerimientos nutricionales. Dentro de todas las especies animales de producción pecuaria, la vaca lechera en lactancia es que necesita beber mayor cantidad de agua por día. No hay que olvidar que casi el 90 por ciento de la leche que se obtiene de ella está constituida por ese vital componente. Pero, a pesar del importante papel que tiene el agua de bebida como fuente de nutrientes no es común que se la tenga en cuenta a la hora de calcular los aportes alimenticios que recibe el animal. Tampoco es frecuente que el tambero esté informado sobre cómo repercute la mala calidad del agua que consumen sus animales sobre la producción lechera. Lo concreto es que, cuando su composición química hace que su gusto u olor se tornen poco atractivos para el paladar bovino, estos disminuyen su consumo, o directamente dejan de tomarla. Así, restringen tanto el aporte de minerales como el porcentaje corporal de este vital elemento, lo que atenta contra su salud y producción lechera. Se estima que un animal puede perder casi la totalidad de su grasa y alrededor de la mitad de sus proteínas, y aún sobrevivir, pero la pérdida de sólo un diez por ciento de sus reservas de agua le provocan la muerte. Muchas veces el bajo consumo de líquido pasa desapercibido por el tambero, quien atribuye la merma de la producción lechera a otros factores ajenos a la cantidad o calidad del agua de bebida. La limitación del aporte de líquido es crítica para las vacas en producción quienes deben tomar, en promedio, entre cuatro a cinco litros por cada kilo de materia seca consumida. Se calcula que una vaca que produce unos 15 litros de leche diarios tiene que beber entre 50 a 60 litros de agua en igual periodo. A medida que aumenta la producción también lo hace el consumo de agua, que puede superar los 120 litros diarios. Además de ser importante para la salud y producción animal, la buena calidad del agua también juega un papel para la salud pública en el ámbito rural. “Hay que tener en cuenta que en los tambos el agua que consume la hacienda proviene de la misma fuente de la cual se abastecen las personas. En muchos casos las viviendas están cercanas al establecimiento y, debido a deficiencias en la construcción de sus pozos ciegos, son fuentes de contaminación de las napas”, previene la ingeniera Herrero. Como si esto fuera poco la calidad del agua, en particular su “dureza”, también es importante en ciertas tareas que se realizan en el tambo como en las operaciones de lavado y desinfección. Composición química Existen ciertos componentes químicos del agua que, según la concentración a la que estén presentes, determinan su calidad e informan acerca de la conveniencia o no de su uso para el ganado. Entre los parámetros útiles para este propósito pueden mencionarse: la salinidad total, el tipo de sales presentes, el potencial de hidrógeno o pH, la dureza, la cantidad de nitratos, sulfatos, arsénico, etc. El pH indica la acidez o alcalinidad de una solución. Para el agua que consumen los animales este valor debe estar entre 6.5 y 8. Más allá de estos límites puede alterarse su gusto y además favorecer la corrosión cuando se la usa en el lavado de la máquina de ordeñe. La dureza del agua está dada por la presencia de calcio y magnesio: a mayor cantidad de estos elementos mayor dureza. No constituye en sí mismo un factor de riesgo para la salud animal pero puede afectar la vida útil de algunas instalaciones además de requerir mayores cantidades de jabón o detergentes para las tareas de limpieza. La salinidad total del agua está representada por la presencia en ella de sales como carbonatos, cloruros, sulfatos, etc. Cuando lo niveles de estas sales son elevados tienen efectos laxantes y provocar diarreas. En particular en aquellos animales no acostumbrados al agua de una zona. Respecto a los nitratos cabe destacar que por sí mismos no son peligrosos para el ganado pero, cuando llegan al rumen, ciertas bacterias lo transforman en nitritos que sí son dañinos. Estos últimos se combinan con la hemoglobina, una proteína de la sangre que transporta el oxígeno a todo el cuerpo, y da lugar a la llamada metahemoglobina que es incapaz de llevar ese vital elemento a los tejidos. De todas formas hay que tener en cuenta que, más allá de las distintas calidades de agua, cada animal tiene una tolerancia individual frente a ciertos químicos. Esta capacidad está relacionada con la raza, edad, estado fisiológico, temperatura ambiente, nivel y tipo de producción, composición del alimento, entre otros. Relevamiento La importancia que tiene la calidad del agua que consumen los animales sobre su salud y productividad llevó a especialistas de la UBA a estudiar este tema. “Durante los últimos diez años el área Agrícola de la Facultad de Veterinarias de la UBA viene realizando análisis de la calidad de agua en 700 tambos distribuidos en las cuencas lecheras de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe”, recuerda Herrero quien coordina dicho grupo interdisciplinario. En este sentido cabe destacar un relevamiento hecho por estos expertos para evaluar la calidad de agua disponible para bebida animal en las cuencas lecheras de la República Argentina. Las áreas estudiadas pertenecen a la Pradera Pampeana, la región de mayor producción de secano del país y donde tiene lugar casi el noventa por ciento de la producción total de leche. Las zonas relevadas por los investigadores de la UBA fueron: Abasto (norte y sur) y Oeste, en la provincia de Buenos Aires; Córdoba y Santa Fe (norte y sur). Se establecieron aquellos componentes cuyas concentraciones superaban los límites admitidos y que podían afectar la producción y la salud animal. En todos los casos la raza bovina lechera más importante fue la Holando Argentina y la base de alimentación, la pastoril con suplementación. Los expertos tomaron muestras de aguas subterráneas (molinos y bombas) de establecimientos lecheros y analizaron: el pH, las sales totales, nitratos, sulfatos, cloruros, dureza y arsénico. Se valoraron según los límites de seguridad y los máximos aceptables para la producción animal. De los análisis de las aguas de esa región resultó que: los valores de dureza superan el límite en la zona Oeste, los de nitratos superan el límite de seguridad en las zonas Oeste y Santa Fe (norte y sur); los de sulfatos lo hacen en ambas zonas de Abasto y Santa Fe y superan el límite máximo en la zona de Córdoba. Para el arsénico los valores promedio superan el límite de seguridad de esta última zona. Las concentraciones promedio de nitratos y arsénico hallados en toda la región estudiada superan los límites internacionales admitidos para el consumo humano. Esto es importante porque en dichas zonas las fuentes de agua son consumidas no sólo por los animales sino por el hombre. Los expertos de la UBA concluyen que, “en general el área estudiada tiene una calidad de agua aceptable para la producción lechera, excepto algunas zonas de Córdoba, Santa Fe norte y sur, que presentan valores elevados de sulfatos, nitratos y arsénico que pueden originar, en animales no acostumbrados a estos niveles, diarreas, merma de la producción e irritación gastrointestinal. Estos problemas se pueden incrementar por sequías y en bebederos", agregan. Recomendaciones Ante estos resultados los investigadores de la Facultad de Veterinarias de la UBA recomiendan la adopción de ciertas prácticas de manejo de la hacienda como la rotación de los animales de los lotes con aguadas de mala calidad para que beban de otras fuentes. De esta forma el tambero evita que su ganado consuma siempre agua de un mismo sitio de origen. También proponen realizar una administración racional de la alimentación, en particular que los técnicos tengan en cuenta los aportes de nutrientes minerales del agua de bebida a la hora de calcular sus raciones. “Los monitoreos periódicos como la identificación y evaluación de fuentes de contaminación de aguas subterráneas son necesarios para establecer programas de remediación fiables, especialmente en regiones donde este recurso es la principal, o incluso la única, fuente de agua potable. Los distintos usos que se le de a este recurso en las zonas rurales condicionan significativamente su calidad debido a la estrecha relación que tiene el animal con su medio ambiente”, explica Herrero. En relación con la toma de conciencia sobre el ambiente en general y la calidad de las aguas en particular, cabe destacar que, desde hace cuatro años, los expertos de la UBA dictan un curso sobre este temática destinado no sólo para profesionales sino también para productores y docentes. “Considerar el consumo de agua como otro de los nutrientes es muy importante al momento de calcular el balance nutricional en la ración del animal. Una evaluación de la cantidad y calidad del agua consumida permitiría abordar al tema de la nutrición como un problema integral que está relacionado en forma directa con la correcta alimentación de la vaca lechera”, concluye la ingeniera Herrero. Para mayor información: Ingeniera Agrónoma María Alejandra Herrero, área Agrícola de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, Av.Chorroarín 280, teléfono 011-45248415, correo-e: agricola@fvet.uba.ar
Químicos del agua Zona de riesgo Existen ciertos componentes químicos del agua que, cuando sus concentraciones superan determinados valores, se tornan perjudiciales para la salud de los animales, e incluso la del hombre. Algunos de ellos, como los carbonatos y bicarbonatos, que determinan el grado de “dureza” del agua, también pueden tener efectos negativos sobre la vida útil de algunas de las instalaciones del tambo.
Fuentes:
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