La avicultura argentina en los
últimos años ha mejorado sus instalaciones y equipamientos. También
se ha visto beneficiada por interesantes avances nutricionales y
genéticos.
De las instalaciones nuevas o
reconvertidas el punto débil lo constituye el bajo aislamiento de
techos y laterales del galpón. A esta deficiencia se le suma el alto
costo de la energía para generar calor. El combustible más económico
y el utilizado casi en el total de las granjas es el gas.
La literatura consultada poco
habla sobre este tema, pero quienes han visitado Estados Unidos o
Europa, en zonas geográficas de inviernos tanto o más rigurosos que el
nuestro, comprobaron que era utilizada una cantidad de espacio muy
superior a la aplicada en la avicultura argentina. Lo normal en aquellos
países, es la crianza a todo lo largo del galpón o limitando con
brooders durante los primeros días, pero haciendo una mayor
utilización del espacio si lo comparamos con nuestra forma de criar. Si
quisiéramos repetir esa forma de manejo foránea se nos elevarían
excesivamente los costos y no se podría alcanzar las temperaturas de
confort durante los primeros días, debido a la falta de aislamiento
previamente citada. Esto afectaría el aparato respiratorio de las aves,
e incluso durante algunas noches podría ocurrir accidentes de
hacinamiento y mortandad.
La cría en época invernal en
nuestro país nos obliga a practicar un manejo diferente. Se debe tratar
de reducir espacios, pero esto tiene un límite, ya que no se debe
restar disponibilidad de comederos y bebederos y confort para las aves.
Disponibilidad: es la mayor o
menor oportunidad en hacer uso del espacio (volumen de aire) e
implementos (bebederos, comederos, campanas),
Cuando se maneja una alta
densidad la oferta de agua y alimento será menor. La competencia es
mayor, se limita el crecimiento, disminuyen los aumentos diarios de peso
y las conversiones se ven afectadas desfavorablemente.
El confort estará dado por la
facilidad con que las aves encuentren alimento, agua y se mantenga una
temperatura compatible con la edad de las aves (temperatura de confort).
Esta debe mantenerse constante durante todo el día.
La calidad del aire será otro
aspecto a tener en cuenta. Esto es importante para mantener la sanidad y
el normal crecimiento de los animales. De la composición del aire nos
interesa que el oxígeno se mantenga en los valores más altos posibles,
y que el monóxido de carbono, dióxido de carbono y amoníaco estén
presentes en los porcentuales más bajos posibles.
A mayor densidad de aves en el
galpón, la calidad del aire es muy crítica y requiere que nos ocupemos
de corregir y manejar la ventilación con mucha atención.
De gran ayuda para un correcto
manejo de la calidad del aire, resulta el uso del sistema de
ventilación de mínima. Su instalación tiene un costo del 10% del
valor de un galpón instalado con un buen equipamiento y en nuestro
país recién comienza a utilizarse.
Cuando se recurre a la practica
del uso de túnel (paredes interiores de rafia o plastillera a uno o
más metros del lateral permanente) es frecuente encontrar un deterioro
de la calidad del aire y de la cama. Lo primero se puede corregir con
ventilación de cortinas y túnel aprovechando las horas del día de
temperaturas más altas y cuando el viento no incida demasiado (esto es
después del medio día). En cuanto a la cama mucho tiene que ver la
ventilación que no siempre es posible practicar, principalmente por
días húmedos y ventosos.
Del control de planillas de
producción de diferentes granjas, se observa que aquellas posicionadas
en los primeros puestos de costo y productividad son las que se manejan
dándole importancia a los espacios acorde con la edad del lote.
De las pruebas de campo se
concluye que las densidades óptimas para condiciones consideradas
normales de instalaciones y de equipamiento son las siguientes:
MÁXIMA DENSIDAD PARA ÉPOCA
FRIA