AVICULTURA

Por el Ing. P.A. Fabián Nahara (M.Sc.) Director de Nutri-Net®

El origen del problema

Hace 30 años se llegaba a obtener un pollo de 2 kilos de peso vivo en 75 días de crianza.

Hoy, ese mismo peso se obtiene a los 38 días de crianza.

Cada año que pasa se requiere un día menos de edad para alcanzar un determinado peso vivo.

En la década del 50, se usó D.E.S. (Dietilstilbestrol), producto de síntesis química con acción estrogénica (feminizante). Por aquellos años, los pollos tardaban casi 180 días en alcanzar el peso de faena, y a alrededor de los 90 días de vida se les aplicaba este compuesto en forma de implantes subcutáneos, en el cuello.

A fines de la década del 50 hubo algunos casos de consumo inadvertido de cogotes de pollo con restos del implante, lo que condujo a cuadros de feminización y ginecomastia en cocineros.

Esto fue descripto en manuales de fisiología médica y algunos doctores aún hoy relacionan el consumo de pollo con estos trastornos.

El D.E.S. fue prohibido en todo el mundo en la década del 60, ya que se trata de un producto carcinogénico.

 

El crecimiento rápido

Se debe a cuatro motivos:

1. Selección genética

2. Alimentación balanceada

3. Sanidad controlada

4. Confort ambiental

 

Selección genética

Los rápidos progresos genéticos en avicultura son posibles por el corto ciclo de vida de las gallinas y por su gran descendencia.

Cada reproductora nos da 150 pollitos en 9 meses, lo que permite tener una altísima presión de selección.

Una vaca nos da una sola cría en ese mismo lapso de tiempo.

Por otra parte, a los 50 días sabemos cual de los pollos criados tiene una alta capacidad de crecimiento, mientras que en el caso de los bovinos debemos esperar por lo menos un año más luego del nacimiento.

 

Alimentación Balanceada

Los avances en este campo son muy importantes en lo que hace al mejoramiento del crecimiento y la conversión del alimento en carne.

Se utilizan tres o cuatro fórmulas de alimento para todo el ciclo de la crianza, con proteína y energía adecuadas para cada etapa de la misma.

La aparición de la harina de soja, sobre fines de la década del 60, produjo un importante avance, debido a su alta calidad nutricional.

El mejoramiento genético constante de los cereales ayuda a elaborar raciones más nutritivas cada año.

 

Sanidad y Ambiente

Con el correr de los años, se implementaron estrictas medidas de bioseguridad y profilaxis.

Aparecieron vacunas efectivas contra las enfermedades más comunes, permitiéndoles a los pollos alcanzar todo su potencial genético.

Los adelantos en ingeniería ambiental fueron rápidamente aplicados a los galpones de crianza, pasándose de la calefacción a leña a la automatizada mediante gas.

Hoy existen galpones inteligentes donde un solo operario puede manejar hasta 100000 aves.

 

Antibióticos y Hormonas

 

En la década del 50 y 60 se usaron Penicilina, Estreptomicina, Sulfamidas y Tetraciclinas.

Actualmente se utilizan promotores de crecimiento específicos para animales.

Se trata de antibióticos de estructura molecular totalmente diferente a los usados con fines terapéuticos en medicina humana.

Estos antibióticos tienen moléculas de muy alto peso molecular (macrólidos) y generalmente no pasan a sangre, ya que no son absorbidos desde el aparato digestivo de los pollos.

Se usan a muy baja dosis, dado que su función es modular el metabolismo de las bacterias intestinales.

Esto produce un ahorro de nutrientes esenciales para el animal, como es la glucosa, disminuyendo al mismo tiempo la producción de ácido láctico, que acelera el tránsito intestinal.

Por otra parte, baja la proliferación de bacterias patógenas como E. coli y Salmonella sp.

El alimento que se suministra a las aves durante la última semana de crianza es un alimento de “retiro”, el cual no contiene ningún medicamento o promotor de crecimiento, con el fin de evitar la presencia de residuos en carne.

Hace muchos años que no se utilizan hormonas en la crianza de pollos parrilleros. Esto se debe no solo a una mayor conciencia por parte del productor (y exigencia por parte de los mercados) sobre el peligro que implican los posibles residuos en la carne, sino al hecho de que estos productos no funcionan en estos animales.

El pollo que se cría actualmente dista mucho de aquel de cinco décadas atrás.

Se trata de pollos híbridos “doble pechuga”, con un altísimo potencial genético, capaz de crecer a un ritmo superior a los 50 gramos diarios.

De hecho, se trata de animales muy jóvenes (se los faena alrededor de los 50 días de vida), en los cuales no es factible obtener ningún resultado utilizando productos hormonales.

Esos compuestos actúan estimulando la hipófisis, aumentando la secreción de Somatotrofina, y el hígado, con mayor secreción de Somatomedinas, necesarios mediadores de la anterior.

Este es un recurso farmacológico que actúa solo en animales próximos a la madurez sexual, que ya han pasado su etapa de mayor crecimiento (alta secreción natural de STH), siendo por ende totalmente ineficaz en un animal que se faena antes de la pubertad, como el pollo parrillero.

 

Controles

Con el fin de salvaguardar la salud pública, el Servicio Nacional de Sanidad Animal (SENASA) realiza controles rutinarios, para detección de diferentes productos en carnes de todas las especies animales, siendo el hallazgo de alguno de ellos motivo de severísimas sanciones.

Los laboratorios de control están operados en su mayor parte por químicos, bioquímicos y biólogos, y en los últimos años, sobre varios miles de pollos analizados, no se encontraron residuos de ningún tipo.

Tampoco se han hallado residuos en los países que importan pollos argentinos. Comisiones de expertos de la Unión Europea monitorean con frecuencia toda la cadena de producción avícola argentina.

 

Tabla 1: Residuos en tejidos de pollo

Tipo de Residuo

Muestras analizadas

Fuera de tolerancia

     

D.E.S. en hígado y músculo

2346

0

Antibióticos en músculo

2172

1

Plaguicidas organoclorados en grasa

3210

0

Fuente: SENASA